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sábado, 18 de junio de 2016

Una complicada adaptación al medio (CAPÍTULO 2 DE SERIOpata)


CAPÍTULO 2

En honor a la verdad, mi adaptación a la provincia gaditana no estaba resultando sencilla. Quizás fuese por como somos la gente del norte, o tal vez por mi propio carácter, pero no tenía forma de completar mi tiempo de ocio con otra que cosa que no fuese jugar al ordenador.
Mi rutina consistía en ir a trabajar, hacer las compras necesarias, alguna vez de manera ocasionar mirar ropa, aunque pronto me cansé por no contar con una amiga para pedirle consejo, y conectarme al ordenador. Me habría gustado salir, pero no conocía a nadie, al menos fuera del trabajo. Jamás me gustó mezclar ocio con vida laboral.
Comencé a jugar a un juego en línea por simple aburrimiento. El juego carecía de calidad, pero me daba la oportunidad de hablar con otras personas más allá de otros policías, y de mi madre, que me llamaba a diario básicamente con la intención de saber si había comido bien. Como muchos sabréis, y si aún no habéis dado cuenta os lo explico yo, el mayor interés de una madre cuando vives fuera del hogar familiar no es saber cómo te van las cosas, sino saber si has hecho las cinco comidas pertinentes al día. Es más, si fuesen por ellas, tu nevera estaría llena de fiambreras con comida suya como para sobrevivir a un apocalipsis.
Pero aquel día antes de conectarme al juego, decidí leer la prensa local de manera digital. Tenía curiosidad sobre cómo había abordado la aparición de la cabeza en la Caleta el periodismo gaditano. Me decepcionó comprobar como habían caído en el amarillismo (por cierto, nada que ver esta palabra con el Cádiz C.F.) al incorporar una foto de la testa. Personalmente me molestó, pero como todos sabemos el morbo vende. A mayor impacto, mayores ventas de prensa física.
No obstante, mi interés se centró en los comentarios de la noticia. Si tal como me había dicho aquel agente, si la gente pondría nombre a la víctima, sería en aquel medio. Con detenimiento los fui leyendo uno a uno:

CHIrigoTero88:

A mi no me ha extrañado. Este tipejo, policía de profesión para mayor delito, estaba metido hasta las manillas en temas de drogas. Se veía venir. Tarde o temprano sucedería. Esto huele a ajuste de cuentas de gente del Cerro del Moro.

CaiProud

EzE_CaI_Oe:

Descanse en Paz Adán Paz. Hay quienes después de muerto intentan ensuciar tu nombre compañero.

Caletero_del_Alma:

Este no puede decir que no pierda la cabeza por Cádiz XD

SERIOpata:

Comentario suprimido por inapropiado por Diario

Si el comentario de Chirigotero88 era veraz el caso estaría resuelto en cuestión de días. Solo habría que tirar de los hilos pertinentes para dar con el autor o autores materiales del ajuste de cuentas, tal vez no con su ideólogo, los grandes capos de las drogas siempre salen indemnes, pero si al menos podría darse el caso por cerrado, al menos para mi departamento, ya que pasaría todo a Antivicios y Estupefacientes.
Cerré la página del periódico recordando que no debía mezclar mi tiempo libre con mi trabajo. Ese era el problema de las profesiones de vocación, ni en tu tiempo libre eres capaz de desconectar. Me conecté al juego dispuesta a dejar a un lado mi rutina. Aunque más que dejar simplemente a un lado mi rutina, lo que me apetecía era hablar con Nacho.
Muchos os preguntaréis, casi con afán de portera cotilla, quien demonio es Nacho. A simple vista no era más que un enano rechoncho de nivel veintinueve, apodado Sacamantecas, capaz de matar dragones con un hacha. Habrá quienes piensen que me he vuelto loca. Pero esta descripción se corresponde con la apariencia de su personaje en el juego, nada que ver con la realidad. Más allá del juego, en este tiempo he hablado en tantas ocasiones con él, que he descubierto que coincidimos en muchos aspectos de nuestras vidas.
Al principio solo nos escribíamos en el chat del juego. Comentábamos jugadas, estrategias, y formas de alcanzar los objetivos establecidos en la partida, no obstante, la conversación fue derivando hacia temas más personales. Luego comenzamos hablar por voz a través de un servidor y cada vez la conexión entre ambos fue mayor. Nacho resultó ser un chico tímido, sensible, con escasos amigos, al igual que me sucedía a mí, y hogareño. Decía que para salir a emborracharse, hablar de fútbol, de tías, y coches, prefería quedarse en casa jugando, leyendo libros de terror o bien viendo series. A muchos tal vez le vez le resultase un bicho raro, un rara avis, pero ¿acaso no lo era yo también?
Sin embargo, aquella tarde no parecía haberse conectado. Lo busqué a través de los mapas del juego, pero no había ni la más mínima señal de su presencia. Pregunté a medianos, elfos, humanos e incluso a algún orco por él, pero nadie parecía haberlo visto. Quise darle tiempo. Me embarqué en una misión donde debía de acabar con un troll capaz de sembrar el pánico en una ciudad del sur.
Mientras voy jugando la partida reflexiono acerca de estos juegos. Tanto en un juego, como en internet, podemos ser aquello que no somos en la realidad. Podemos ser héroes en el mundo virtual mientras que en la realidad no nos atrevemos a replicar a nadie ante una injusticia. En estos tiempos, pese a ser la era de las comunicaciones, tendemos a aislarnos. Nos consolamos con un mundo de mentira. Aunque tras meditarlo esta idea resulte paradójica. Yo soy la primera esclava de estos medios. ¡Tan siquiera soy capaz de salir a tomar una copa para hacer nuevos amigos en el mundo real!
Justo cuando apareció Sacamantecas por la pantalla de mi ordenador, sonó mi teléfono. Tuve la tentación de no responder, tenía ganas de hablar con Nacho. Sin embargo, el hecho de ser la única criminóloga destinada en la Bahía de Cádiz me obligaba a responder. Además, mi contrato contaba con una cláusula de disponibilidad de las veinticuatro horas del día.
—Inspectora Sarasua al aparato—respondí fastidiada.
—Como siempre tan protocolaria...
—¿Quién es?
—Paco.
—¿Paco? ¿Qué Paco?
—¿Qué Paco va a ser? ¿El que te metió el taco? Soy el comisario mujer—rio mi superior.
—Disculpe comisario, no le había reconocido la voz. ¿Sucede algo? —dije con la mayor frialdad que me fue posible.
—Tal como le dije, si se deja fluir todo se soluciona.
—¿De qué me habla?
—Ha aparecido el resto del cuerpo del decapitado de esta mañana, así que no pierda tiempo y venga cagando leches para Cortadura.
—¿Eso por dónde queda?
—Nunca me acuerdo de que no es de aquí, como es tan gaditana—comentó con sorna. —Tal como entras a Cádiz si vienes de tu casa de San Fernando. No tiene perdida, desde la carretera verás la feria que tenemos aquí montada.
—A la mayor brevedad estoy allí—concluí.

Me vestí con celeridad, aunque defraudada por no haber podido hablar con Nacho, justo el día que había decidido proponer que nos conociésemos en persona.

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