Vistas de página en total

martes, 13 de diciembre de 2011

diario de una inquietud (decimonovena entrada)

DECIMONOVENA ENTRADA

Quizás me habría gustado a ver podido explicaros mucho antes lo que os venía contado en anteriores entradas, pero he tenido varios días muy ajetreados. Para comenzar Marian se negaba a regresar a casa sino era con unos minimos de seguridad, por lo que nos hemos tenido que poner manos a la obra para contratar una alarma conectada con una empresa de seguridad. Además hemos instalado ventanas reforzadas, aparte de un portón blindado. Ha sido un gasto elevado, pero quizás era la única manera de volver a llevar una vida mínimamente apacible, aún así sigo sintiendo cierto miedo al volver a salir a la calle. Temó que tras cualquier esquina me estén esperando para darme una puñalada a traición, o peor aún, hagan daño a Marian.
No proseguiré aburriéndos como mis cavilaciones porque seguro estáis deseando saber acerca de la fortuna. Como conté me quedé blanquecino al oír sobre como Iñigo había dejado escondida una fortuna para usarlo de una forma justa correspondiendo con la información con la del manuscrito por mi hallado.
-No sé que te habré echo perder el color de la piel, pero ahora me debes una explicación sobre porqué deseas saber de Iñigo de Balboa.-clavó sus ojos en los míos como queriendo descubrir si mentía o no.
Quizás podría a haber buscado una excusa, quizás tendría que haberle echado imaginación, pero el tono autoritario de Ramón, no me dio opción a mentirle, es más, desde pequeño he tenido un fallo, por llamarlo de una manera, que hacía descubrir a algunas personas cuando mentía, menos mal, porque sino en más de un examen que había copiado me habrían castigado, pero la cualidad de ver ese detalle solo lo tienen algunas personas, y no sé muy bien porqué, deduje que el aficionado historiador lo poseía, y no era otro que el brillo de mis ojos. Cuando miento al parecer mis ojos brillan de manera llamativa, aunque tampoco se muy bien describirlo. Jamás me he visto mintiendo. Es algo complicado.
-Tal vez no me crea.-comencé con tono vacilante.-Pero hallé este manuscrito bajo una losa en la iglesia de San Miguel.-lo saqué de un bolsillo, y es que lo llevaba siempre encima a modo de talismán.
Con gesto sobrio me arrebató sin permiso el papel de la mano estudiándolo con detenimiento. Lo escrutó con ojo clínico antes de dictaminar nada:
-Parece ser autentico.-se atrevió a confirmar.-No sé de que manera te habrás hecho con él, pero no se si sabes que estás cometiendo un delito al no entregarlo a las autoridades competentes...-dijo con el tono más formal.
-Yo antes quería saber si era real...-me justifiqué sintiendo como me temblaban las manos.-No quería que me tomasen por tonto si fuese falso.
-Y has hecho bien en no llevarlo.-indicó soltando una repentina carcajada.-La panda de ineptos que llevan la Concejalía de Cultura tan solo se habrían dedicado a colocar este manuscrito en un rincón olvidado del museo arqueológico para que cogiese polvo...-argumentó su repentina contradición.
-Yo...no se...-no supe bien que decir.
-Relajate muchacho, no te pienso delatar.-me tocó el hombro en un gesto de camaredería. Por un momento había llegado a pensar que Ramón resultaba tan estúpido como Babas Sucias.-Pero por favor cuéntame como lo hallaste, y que pretendes hacer...
Le expliqué con todo detalle como me hice con él, incluso en aquel ambiente de camaredería, me atrevía a hablarle sobre mi descubrimiento sobre el artista de la Muerte, el cual podía relacionar con las injusticias a la que podía llegar a referirse Iñigo de Guzmán. Obvie otros tantos detalles escabrosos recientes como mi ingreso en la unidad de agudos en el hospital, no creía que viniesen a colación con el tema.
-La cosa sin duda está bastante clara.-resolvió a decir nada más finalizar mi relato.-Debes encontrar esa fortuna para poder desenmascarar a ese asesino.
-¿Usted cree que realmente existe esa fortuna? No cree que solo forma parte de la leyenda...-mostré mis dudas.
-Leyenda o no, tengo claro que es nuestro deber moral denunciar a ese bastardo que se coloca el nombre de artista, y si es cierto que existe esa fortuna, podremos desenmascar de mejor manera a ese tipo contando con los medios económicos necesarios.-se mostró tajante.
-Pongamonos manos a la obra.-corroboré animado.
Lo primero que nos supuso una dificultad fue dar con el mencionado Pago Parpalana. Pese al basto conocimiento de Ramón, nos hizo falta una tarde entera junto con mapas y libros sobre la ciudad o más concretamente del siglo XVI.
-Espera esto resulta de asimilar.-comentó el jardinero en voz alta mientras estudiaba dos libros a la vez.
-¿El qué?-me interesé rápidamente mientras bostezaba de tedio.
Me costaba asimilar el silencio de la Biblioteca Municipal, de joven había ido muchas veces a estudiar, pero a mis años me costaba asimilar tanta tranquilidad, solo me provoca sueño.
-Resulta que el tal Pago Parpalana no consta entre las posesiones de Iñigo de Guzmán.-se tocaba las sienes con los dedos como intentando buscar una explicación.
-Es bien sencillo, si lo que pretendía era ocultar algo allí lo que menos le interesaba era que nadie supiese que le pertenecía.-busqué la explicación más lógica.
-Cierto.-aceptó mi compañero de aventura.-Será que mi mente no piensa ya con tanta claridad...-se escudó.
-Ahora mismo esa no es la cuestión, sino dónde narices se encuentra el dichoso Pago Parpalana.-sugerí.
-No me vas a creer si te digo que se encuentra en el Rancho de la Bola.-comentó sonriente.
-¿Se refiere al antiguo polvorín militar abandonado cerca de la Sierra de San Cristobal?-planteé.
-Exactamente.-certificó.-El problema ahora es como entrar allí.-expusó sus dudas.
-Por eso no se preocupe, se de un amigo que por lo visto de joven hizo una raven allí dentro y sabe como entrar.-resolví.
-¿Una raven?
-Si una fiesta donde circular el alcohol, muchas drogas, y una música estridente.-le expliqué. Era normal que a sus años jamás hubiese oído hablar de ese tipo de “esparcimiento”.
Siento tener que dejaros de nuevo a medias en la expliación, pero justamente Ramón me ha llamado para quedar. Por lo visto el detective que hemos contratado tiene información quedarnos. ¿Qué aún no os expliqué que hemos contratado un detective? Bueno ya tendré tiempo de hacerlo más adelante, ahora debo de salir...

No hay comentarios:

Publicar un comentario